La editorial de Natalia Valdebenito en la transmisión especial de Súbela Radio

Tengo pena, tengo mucha rabia, por supuesto. Y si empiezo explicar porque tengo pena y porque tengo rabia es porque la memoria emotiva, por ejemplo, está desatada y tenemos mucho miedo respecto a lo que pueda ocurrir sabiendo lo que ya ocurrió antes. Tengo pena porque hay un presidente que prefiere ponernos en guerra a nosotros, los ciudadanos que  andamos en la calle, que darnos un mensaje de paz que nos pueda unir y en cualquiera de los casos tranquilizar, porque lo que estamos exigiendo justo. Tengo pena porque no están escuchando la voz de las personas pacíficas que andan por la calle reclamando que han levantado la voz por las necesidades sociales que hay en este país. No, no se está escuchando esas personas. 

Ayer el presidente se refirió a todos nosotros como el lumpen. Somos delincuentes para el gobierno de Chile. Los que estaban ayer en Plaza Ñuñoa, por ejemplo, cuántas personas, 10 mil personas o más de 10 mil, ese pueblo también es lumpen. Y la verdad es que, si somos honestos, obviamente nos da mucho susto que los vecinos se peleen con los vecinos, o  tengan que salir a proteger sus casas para que no entren. Para que no entre la turba, para que no entre, como se le llama, el lumpen. Y la verdad es que el lumpen ha existido siempre. Es ese lumpen al cual nunca nadie le ha dado un espacio en esta sociedad. Son ellos tal vez lo que están detrás, y yo observaba en grabaciones, en cómo esta persona se aproximan por ejemplo a los lugares donde hay saqueo, y veo una especie de relajo, una especie de sentir que lo que tiene otro también me pertenece a mi . Pero uno se pone a pensar: ¿Quiénes son ellos? ¿Son los mismos los que hacen los portonazos, por ejemplo. y luego arranca y no nos enteramos y nunca nadie los atrapó? ¿Son ellos a los que también deja ir la justicia porque no hay procesos debidos, porque no hay cárceles donde además llevar a la gente a cumplir condena por ciertos delitos? ¿Son ellos los que ahora están haciendo, por ejemplo, que van en un auto, porque autos tienen, llenan sus autos de cosas y te hacen las encerronas y te roban el auto? ¿Son ellos? Yo me lo pregunto, porque esos son chilenos y chilenas que han existido siempre, que están ahí del otro lado, siempre han sido nuestros vecinos.

Yo he vivido siempre en San Miguel y para el otro lado de la de la Panamericana se piensa que existe ese otro Chile y la verdad es que no. La gente que necesita tanto más o la gente que incluso sale a robar porque se acostumbró a vivir así. A robarle al que tiene porque también siente que es un derecho, el que la sociedad le dé a ellos mismos lo que no lo que no no poseen. Son nuestros vecinos, son la gente que ustedes probablemente ven caminando por ahí, no sé si son algún compañero de trabajo que en algún momento les vaya a contar. 

Me estoy preguntando quiénes son estas personas, porque también siento que Chile se olvida que ese cambien el pueblo de Chile, que Piñera también le compete organizar y cuidar la vida de esas personas. Piñero por mucho que le guste decir que el pueblo está enfrentado, tiene la obligación de proteger a esas personas también. El lumpen también en tu pueblo, Sebastián Piñera. Hoy día nos estás enfrentando a él diciendo que esto es una guerra.

Nos preguntamos acá si de verdad esto está escrito en su discurso o el naturalmente de manera espontánea es quien lo dice destemplado por la situación, acompañado. Al lado de él también está Chadwick. Chadwick también estuvo al lado de Pinochet en algún momento. Eso también no deja de llamar la atención y no hay que olvidarlo. No hay que olvidarlo. Porque el presidente de Chile hoy está repitiendo las palabras de un dictador. Un presidente que dijo haber votado por el “No” y que así ganó votos. Un presidente que se decía progre, cercano a las ideas de diversidad, de un planeta globalizado, todas esas palabras que a él le gusta usar. Porque sí, mundo tiene, sabe cómo funciona. Pero a nosotros nos tratan como si fuéramos los últimos. Chile es la primera prioridad de presidente y no le podemos permitir a él que se dé el lujo de ponernos en contra.

Hoy en la mañana se escucha también al general Iturriaga, a este señor que conocemos hace muy poco, diciendo: “Yo no estoy con nadie”. Un militar poniendo la cordura de un discurso que tal vez, todos estamos de acuerdo. se pasó tres, cuatro, ocho pueblos. No sabemos qué va a pasar con este señor. Si Piñera cambia el rumbo es posible que también se acerque a las palabras de este tipo y diga: “Bueno, si el general no está en guerra y la idea es poner orden, que no hay por qué tampoco exacerbar se la violencia ni tampoco ponerse al nivel del lupen”, porque eso es lo que están haciendo. Pero cuando yo anoche me quedo dormida pensando que un presidente cree que estamos en guerra no pude dormir tranquila ni despertarme tranquila en el país en el que estoy. Luego prendo la tele y veo la gente colaborando para entrar a las micros, tratando de llegar a sus pegas entendiendo incluso más que los mismos periodistas. que andan buscando la morbosidad, el comentario, lo que está pasando. Un micrero super joven le decía la cámara: “Quiero que salgan de acá, porque váyanse a las poblas a ver quiénes son los que entran y dicen estar atacando las ferias libres. 

Todo esto ya se sabe. Este es un manual que ya conocemos. Es la es la cultura del shock. Esta que te deja paralizado lleno de miedo, sin saber dónde mierda estás parado. Porque el presidente se da el lujo de decir que estamos en guerra. La violencia en las palabras del presidente no se no se condicen con la paz que había ayer en muchos lugares, porque no somos la mayoría lo que andamos saqueando, no somos la mayoría los que quieren destrucción, no somos la mayoría quienes queman los lugares y no somos la mayoría, no somos eso. Y no nos vamos a identificar con aquello. Menos con un discurso tan violento como que el que nuestro presidente deja ahí en evidencia. No somos eso y no nos van a convencer de pelearnos entre nosotros. Aquí no hay guerra. Aquí hay una sociedad que está en crisis y un gobierno en la altura debe dar la soluciones, la paz y el camino tranquilo para resolverlo, no poner más bencina.

Porque sale Cecilia Pérez diciendo escuchamos al pueblo. Lávate la boca, Cecilia Pérez, antes de decir “Pueblo”, cuando de verdad tú tienes un poco más de cordura al decir: “Oye, queremos estar tranquilos” y luego sale tu presidente a decir todo lo contrario. Ninguno de los Ministros había sido tan bélico como el mismo presidente. No lo puedo creer y no me van a convencer que somos eso. No, no me van a convencer de una violencia que yo nunca he llevado a cabo. Mis propuestas no son violentas, las propuestas del pueblo no lo son y no podemos detenernos ahí. 

No estamos en guerra, escúchenme bien, no estamos en guerra y en Súbela Radio es un lugar seguro donde podemos opinar y dónde podemos encontrarnos. Esto es un día lunes 21 octubre, difícil mañana, espero que no sea el difícil día que vaticinó el presidente y que este pueblo le enseñe y le diga a él que esos tiempos ya pasaron y que si quieres violencia se vaya.